miércoles, 1 de abril de 2015

La crisis de la citricultura es un claro ejemplo del fracaso de las políticas kirchneristas

Lo que pasa en Chajarí con los citricultores es un claro ejemplo de lo que está ocurriendo con todas las economías regionales.
Desde hace seis o siete años, el gobierno de Cristina Fernández ha privilegiado intereses cortoplacistas y ha desatendido las economías regionales. Esas producciones han perdido mercados externos y por lo tanto han saturado el mercado interno provocando una drástica caída en los precios que se les paga a los productores.
 El drama de Chajarí se parece al de otras producciones regionales como la de la fruta en Río Negro o el vino en la región de Cuyo.
 Todas estas actividades han crecido con una pata en el mercado local y otra en los mercados externos. Así lograron desarrollarse durante años y mantenerse. Al haber privilegiado solamente lo local y haber desatendido la competitividad de las economías regionales se fueron perdiendo las posibilidades de venta en el exterior.
 Hoy las ventas de citrus en el exterior significan un 20 % de lo que fueron las mejores épocas. Eso hace que toda la producción caiga en el mercado local y tenga un bajo precio porque hay una saturación de oferta.
 Está claro que eso ha provocado un enorme daño en el interior del país, porque nuestros pueblos y pequeñas ciudades viven de las economías regionales. Esto es un ejemplo del fracaso rotundo de las políticas llevadas adelante por kirchnerismo.

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